22 de julio de 2009

Entre monstruos no se entienden

Corría en la oscuridad de la calle, todo era silencio y no había ni un alma presente. Me encontraba en la soledad absoluta. Tenía poco tiempo ya que el monstruo me perseguía y si me demoraba un solo segundo me daría el alcance.

Debía encontrar un lugar donde esconderme, donde refugiarme. Sabía que debía encarar tarde o temprano la realidad que se me venía, pero no podía dejar que me alcanzara. Ya era mucho el terror y la angustia y debía alejarme lo más posible.

Entré en una habitación y me encogí en el rincón más oscuro con la esperanza de que no me viera al pasar. Rezaba por que no me encontrara, pero sabía que ya no había escape. Escuchaba el ruido que hacía por la calle, estaba llegando, los gruñidos y alaridos, el monstruo me devoraría. A menos que…

Me preparé, no dejaría que me devorase, no permitiría ser comido y pasado a llevar por la bestia sin dar la lucha. Me mentalicé, en mi puse garras y dientes, crecí en ese rincón oscuro, preparándome para dar frente a la peligrosa bestia, si me mentalizaba lo suficiente, podría ser más grande, mas peligroso. Me salvaría.

Escuché la puerta abrirse de golpe, sin dudarlo me di vuelta para atacar al monstruo, listo para la cruenta batalla en la que uno de los dos sobreviviría... Pero solo encontré a una indefensa niña acurrucada que lloraba asustada al ver lo horrible que era, un monstruo más.

2 comentarios:

MarK dijo...

Me demoré 3 años en leerlo, pero me gustó mucho.

Mitch... dijo...

jajaja no había caído en cuenta que era tan viejo, la sensación que me produjo todavía la siento vigente... creo que me marcó más de lo que pensaba