5 de agosto de 2013

El Paraguas Delator




   Con el fin de proteger a los implicados; los nombres, géneros e incluso las tendencias de los personajes ha sido modificada. También existe a posibilidad que todo esto no sea verdad y que este primer párrafo es solo para despistar al lector.

   Tras un largo día de trabajo, Manuela fue con Mariano, su mejor amigo, a distraerse por algún lugar. Tomaron un par de copas, conversaron mucho y finalmente terminaron en casa de Mariano viendo un par de películas y riendo un montón de muchas cosas. Al día siguiente, notaron que el clima estaba demasiado extraño. Demasiado cálido y húmedo para ser invierno por lo que parecía que la lluvia estaba próxima a caer.

   Tras un agradable desayuno, Mariano sugirió ir a ver algo de ropa al centro, a lo que Manuela aceptó gustosa.

   – Quisiera comprarme unos pantalones nuevos, ya que los que tengo ahora ya no aguantan más. – le dijo a su amiga mientras levantaba los platos de la mesa.

   – Pero si vamos debemos llevar un paraguas. El clima está muy extraño y yo no he traído ropa adecuada para la lluvia.

   Mariano fue a su armario. En un momento solo hizo una búsqueda superficial pero luego comenzó a buscar muy adentro del armario.

   – Estoy seguro que vi un paraguas por aquí, creo que lo dejó el interior inquilino. – dicho esto, sacó de lo más profundo un viejo y descuidado paraguas azul marino – Nunca lo he usado pero creo que es una buena ocasión.

   – ¿Me vas a decir que quieres usar paraguas todo desarmado? – Le preguntó muy incrédula a ver la descuidada antigüedad que Mariano tenía en las manos.

   – Tranquila, solo lo llevaremos en caso de emergencias. En una de esas ni lo llegamos a usar. Muy a regañadientes, Manuela accedió a la idea y salieron. El problema fue que inmediatamente pisaron fuera de a casa la lluvia comenzó a caer. Mariano con mucha tranquilidad ofreció el brazo a su amiga para que se acercara y muy calmadamente abrió el paraguas para protegerse.

   El caos comenzó inmediatamente realizada esta acción. La lluvia se volvió insoportable y los vientos soplaron con tal fuerza que el paraguas inmediatamente se dio vuelta, tomando desapercibida a la sorprendida pareja. Desesperado Mariano trató de enderezar el paraguas pero sus esfuerzos fueron en vano mientras a lluvia los empapaba más y más. Manuela impaciente, tomó el paraguas de las manos de su amigo y ante la sorpresa de la pareja el paraguas se enderezó y el viento se calmó.

   – Gracias – dijo muy avergonzado Mariano viendo lo inútil que había sido su intento de evitar que se mojaran.

   Dicho esto, el joven procedió a tomar el paraguas para seguir el viaje pero una vez que el paraguas había vuelto a sus manos, los vientos fuertes volvieron, volviendo a voltearle el paraguas al ya frustrado joven.

   Manuela no pudo evitar las carcajadas ante el obvio desastre y recuperando el paraguas procedió burlarse de su amigo, quien la vergüenza comenzó a inundarle, más aún cuando un vez que el paraguas había vuelto a manos de su amiga, el clima había vuelto a ser tranquilo y el paraguas había vuelto a su forma normal de manera natural.

   Ese día por lo demás fue muy entretenido para los jóvenes amigos, la lluvia no cesó en todo el día y ambos terminaron totalmente empapados, sobre todo por el hecho de que cada vez que el paraguas terminaba en manos de Mariano o este sin querer tenía contacto con el mismo, inmediatamente los vientos fuerte llegaban y el paraguas se invertía de manera muy graciosa.

   Al final de día los jóvenes volvieron empapados a casa de Mariano. EL joven le ofreció ropa limpia a su amiga mientras secaban en la estufa la ropa que había sido víctima del caprichoso paraguas.

   – Este paraguas debe tener una maldición – dijo Mariano todavía sonrojado.

   – Sí es, definitivamente es mágico, pero solo funciona con ciertas personas, no entiendo el porqué pero debe ser un paraguas delator. – dijo analíticamente Manuela.

   – Cómo es eso de delator? – preguntó Mariano mientras trataba e entender que había querido decir su amiga con esas palabras. Unos pocos segundos de reflexión hicieron que Mariano pegó una fuerte carcajada y dándole unas palmadas a su amiga prosiguió – ¡Me conoces demasiado bien amiga!

   Tras un par de cervezas y un par de bromas al respecto del ahora nombrado paraguas delator, los jóvenes fueron a descansar. Mientras Manuela comenzaba a caer a los brazos de Morfeo, recordó el porqué esta situación le parecía tan familiar. Hacía un tiempo atrás, por la web, ella había visto este blog y viendo los artículos leyó el artículo puntual acerca del Paraguas Mágico. Gracias a eso, decidió ponerse en contacto conmigo de manera de poder compartir este suceso.

   Aparentemente en este mundo existen distintos tipos de Paraguas mágicos y la naturaleza de dichos objetos puede ser muy variada, ya que sus características varían dependiendo de las energías que lo compongan. En caso del paraguas original, su origen sigue siendo un misterio y más aún su posterior desaparición. Por otro lado el origen del Paraguas delator parece similar ya que llegó de alguna manera a manos del dueño por extrañas circunstancias, pero al parecer la energía que le fue imbuida por razones todavía desconocidas terminó consumiendo el objeto al punto en el que el paraguas estaba inservible al final del día. Cosa que lo diferencia del original, el cual nunca fue deteriorado.

   De todas formas esto me llevó a una teoría que sabía que tenía que poner en marcha. Ya que en unas pocas semanas más e Paraguas Mágico, ese mismo que estaba imbuido por las energías más oscuras, volvería a ser mío.


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