23 de septiembre de 2013

La Esencia de la Nostalgia



Sentado espero a que este vehículo me lleve a mi destino y mientras medito entre las locuras que saltan de mis ideas, veo un par de zapatillas, las cuales resuenan en mi mente o más bien hacen resonar un viejo recuerdo en un comienzo apresuradamente olvidado, siendo cada vez más vívido a medida que vibra en mi mente.


Recuerdo… recuerdo que amé, amé sus zapatillas tanto como los pies contenidos en ellas, amé sus piernas y lo blancas que eran, amé sus muslos, su sexo, caderas y la cintura que decía no tener. Recuerdo que amé su torso y su espalda, su tímido ombligo, sus suaves senos y los brazos que los acompañaban, amé sus manos y los delgados y bellos dedos que venían incluidos, amé el sentir de su tacto sobre mi piel y mi cabello. También amé su delgado cuello y la cabeza que le acompaña, su delicado mentón y esos suaves labios, labios tímidos que se escondían en una infantil mueca, amé su sabor y la sonrisa que esbozaban, amé esos dientes perfectos que completaban dicha sonrisa y la delicada lengua escondida en su interior. Amé esa risa que hacía ya sea por felicidad o por ironía junto a todos los matices que su espectro vocal le permitía, pareciendo la más inocente infante hasta la más dura mujer. Amé su pequeña nariz y sus sonrojadas mejillas, sus bien formadas cejas y los marcados lunares de su rostro y sus orejas. Amé sus castaños ojos y las muchas expresiones que forma con ellos, aun recuerdo el día que brillaron al verme, amé esa expresión y sentí que el sentimiento era reciproco. Amé su delgado e impredecible cabello, también amé el color de su piel y las distintas texturas que sentía al tacto cuando recorría su ser. Amé su aroma, su peso, su presencia, su ideal, lo que cantaba, lo que compartía y lo que ocultaba. Amé cada uno de sus defectos, los que la hacían única y a la vez contradictoriamente perfecta.


En fin amé cada una de sus partes y amé más el total que conformaban y aunque la lógica pudiese dictar que por conclusión la extraño, tanto la distancia como el tiempo me dicen otra cosa y es que lo en esencia me molesta hoy en día es lo que en aquel entonces me producía. Cuando ya el tiempo ha pasado y la memoria se vuelve escasa, solo queda el leve recuerdo de un tacto, un tacto cálido y agradable. En si nace una añoranza por esa agradable sensación tal que nuestro cerebro comienza a explorar en lo más profundo hasta dar con la imagen más próxima o acertada. Al final no es ella quien domina mi deseo, al menos ya no, si no que reina hoy la necesidad de recibir ese cariño, de llenar ese espacio. Cual antojo por un platillo esporádico o quien ha dejado cierto vicio y el deseo por la recaída florece, pero sabes que esa recaída solo te dejará con un sabor amargo ligado al arrepentimiento. En si no pasa de ser mera nostalgia, nostalgia de un tiempo que fue mejor, un tiempo que hoy no es y que con cada segundo que pasa, hace que cada uno se pregunte si en efecto existió ese momento o es un mero capricho de nuestra necesidad.


No hay comentarios.: