9 de septiembre de 2013

En la ausencia de oidos


Ese día Mariana estaba muy preocupada. Un importante partido se llevaría a cabo ese día y su salida del trabajo coincidiría con el término del mismo, por lo que tendría que aguantar a la destructiva hinchada al momento de tomar el micro hacía su casa. Durante el día barajó muchas opciones, desde el resignamiento de tener que compartir la locomoción con los destructivos hinchas hasta la posibilidad de desviar el camino para evitarlos.

Tras mucho meditar, concluyó que la mejor opción era acelerar su trabajo ese día y salir un poco antes, de manera tal que no tendría que encontrarse con la peligrosa hinchada al momento de volver a su hogar.

Una vez trazado el plan solo bastó efectuarlo. Apresuró todo ese día y oportunamente salió del trabajo, evitando a la gente molesta y llegando con mucha tranquilidad a su hogar. Esa tarde no tuvo mayores novedades para Mariana, quien supo prever ante la conocida violencia de los fanáticos del deporte popular.

Ese mismo día a la hora estipulada el partido terminó como siempre y la hinchada se encontraba en la euforia máxima debido a la aplastante derrota. Con mucha energía y haciendo mucho ruido, el grupo de fanáticos salió del estadio y se dirigió a la calle principal para poder abordar la micro que los llevaría hasta el siguiente punto de celebración.

Sorpresivo fue su actuar cuando notaron que tanto Mariana como otros usuarios del transporte público habían pensado en lo mismo y habían evadido ese recorrido o bien habían seguido el plan de acción de Mariana por lo que la hinchada procedió a festejar pero se dieron cuenta que no era lo mismo cuando no había nadie que escuchara ese desenfreno tras esa increíble victoria. El intento de generar caos siguió un poco más pero ante nadie que luchara contra este, no hubo caso. Los fanáticos decidieron comportarse y tranquilos fueron a sus casas a descansar.

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